El progreso de la humanidad, cada vez más, parece estar completamente vinculado a la evolución tecnológica. Libros, películas o series de ciencia ficción, desde hace muchos años, han ayudado a crear la idea que tenemos de lo que es la inteligencia artificial.

Una máquina que de manera autónoma e independiente es capaz de mostrar creatividad, emociones y libre albedrío, parece más que nunca al alcance de nuestras manos.

Pero ¿es esto posible? ¿será, tal cómo imaginamos, la Inteligencia Artificial nuestro futuro?

No son pocos los profesionales y las compañías especializadas en desarrollo tecnológico, que en los últimos tiempos analizan los mitos en torno a la Inteligencia artificial. La semana pasada, reflexionábamos en torno a un informe del Global Mckinsey Institute, sobre las probabilidades realistas de la automatización del empleo, en un futuro cercano. Si bien, nuestro objetivo esta semana,  para nada se acerca a negar la evidencia, es decir, que el futuro de la humanidad está intrínsecamente ligado al desarrollo tecnológico. Empero, queremos analizar si la concepción que tenemos de inteligencia artificial es o no realista y en qué medida es probable que se convierta en realidad.

1.      Máquinas con conciencia propia.

La existencia de máquinas que de manera independiente sean capaces de mostrar creatividad, emociones y libre voluntad para la toma de decisiones, si bien por el desarrollo tecnológico parece perfectamente plausible, en términos neurocientíficos, no lo es tanto.

En otras palabras, el estudio neurocientífico de la conciencia y de lo que se encuentra detrás de ella, está, a día de hoy, todavía en sus inicios. Por lo que nuestra capacidad para replicar, en una máquina, aspectos que desconocemos o no entendemos, es bastante limitada.

2.      Destrucción de trabajos

La preocupación de los profesionales por la continuidad o no de sus puestos de trabajo, no es algo actual o propio de la digitalización. La evolución tecnológica, que acompaña al hombre a lo largo de su historia, y en específico a partir de las revoluciones industriales, han puesto de manifiesto, que muchas tareas, inicialmente realizadas por los hombres, poco a poco han sido sustituidas por la tecnología.

Sin embargo, que los avances tecnológicos sustituyan algunas tareas humanas, no significa que se les reemplace. Es cierto, que el desarrollo tecnológico tenderá, como lo ha hecho siempre, a cubrir los puestos de trabajo menos cualificados, pero al mismo tiempo eso ha contribuido, a lo largo de la historia, a crear nuevas demandas, nuevos puestos y nuevas tareas humanas.

Delegar tareas en las máquinas no es algo nuevo, ya dependemos de las calculadoras para hacer operaciones complejas, utilizamos automóviles en lugar de carros de caballos, pero esto no inutiliza a la humanidad, facilita nuestra vida para que pongamos nuestra energía y atención en el desarrollo de otras capacidades más creativas, innovadoras y de mayor valor.

3.      Superación de los humanos y control mundial

Libros, series y películas han contribuido a sembrar la concepción de que el desarrollo de la inteligencia artificial nos quitará el control y extinguirá. Si bien es cierto, que el avance del desarrollo tecnológico es veloz y ya tenemos ordenadores capaces de jugar al ajedrez, o expertos en algunas de las materias científicas más importantes. También lo es, que aquellas habilidades propias de la humanidad y responsables de la concepción y funcionamiento del mundo, como la conciencia, la sensibilidad,  o las emociones, no están todavía al alcance de la inteligencia artificial.

En este sentido, podemos decir, que si bien la Inteligencia Artificial ha llegado para quedarse, todavía es pronto para conocer todos sus efectos y consecuencias futuras. Si miramos atrás, la historia nos muestra que el avance tecnológico nos ha transformado, pero también nos ha permitido dedicar nuestro tiempo a lo que es realmente importante.